EL LUGAR Y
LA FÓRMULA
En 1984 presenté mi tesis de licenciatura
“La narrativa de Pablo Palacio” y la subtitulé “(Estudio en verde sobre
Palacio)”, donde planteaba que la mayor parte de los textos de Palacio eran una
sola obra en clave que correspondía a la novela “Ojeras de Virgen”, novela
perdida, extraviada, ocultada entrelíneas o entre renglones de su obra, --
lugar invisible pero lugar-, esto es, lo más evidente o lo más a la vista, como
“La carta robada” de Edgar Allan Poe, carta entre cartas o como un árbol en un
bosque. La novela se centra o gira alrededor de Juan Montalvo.
La primera noticia de la novela aparece a
pie de página en el cuento “Un nuevo caso de mariage en trois” que decía: “Un
nuevo caso de mariage en trois” es el
extracto de un capítulo interesante de la novela “Ojeras de Virgen”, que Pablo
Palacio publicará muy en breve”. Como
vemos, el título está parcialmente en francés –evidentemente-, pero es un mal
francés (se escribe a trois), y sabemos
que se designaba a la sífilis como “el mal francés”, pero también se le decía
“el mal napolitano” o “la enfermedad española”, esto es, un mal Cosmopolita.
Reconocer que un texto o una obra está
en clave es un proceso, parte de una convención que se ha roto, algo anormal, inusual o inusitado sucede dentro de nuestra
experiencia o normas y ha producido un efecto de extrañamiento. A continuación trataré de exponer en
resumen los momentos de la etapa inicial, esto es, entre el encuentro y la
lectura de Pablo Palacio, hasta donde reconozco que está en clave, registrando
los “hechos textuales” más “objetivos”, es decir, en donde mi interpretación o
imaginación esté lo menos comprometida.
l. Mi primer análisis fue el cuento “Luz
lateral”. El cuento trata de un hombre
Antoñito que padece de sífilis, sífilis de la segunda etapa. Lo importante que
se consiguió en este análisis fue descubrir que no se dice, sino que se muestra
con seguridad quién lo contagió. Por
medio de una palabra, el ¡claro! – que es una muletilla de la esposa que
fastidia sobremanera al narrador/personaje-, se realiza un movimiento textual
no verbalizado, la palabra ¡claro! del habla de la esposa – se pega, se pasa,
se contagia-, al habla del esposo. Un contagio que ha sido a través de la boca:
con un beso de esos que comprimen rabiosamente la mucosa hasta hacerla sangrar.
El
descubrimiento del ¡claro! y la crónica de la enfermedad, conseguida por
pequeños indicios, detalles insignificantes y perfectamente velados porque
están cumpliendo otras funciones : "al principio me picaba la
lengua", “elegante fenómeno”, "alargamiento de los párpados",
“se me han caído un poco las cejas” "al octavo tuve un sueño
especialísimo", "un hombre me rompe la cabeza", "dentro
abro la boca", y la leyenda escrita en forma rectangular (que a mi me pareció
la apertura de un ataúd), transformaban
un texto confuso, en un texto bastante claro. Ese fue, imagino, mi primer asombro de
estudiante.
2. El segundo análisis fue el cuento
“Brujerías”. Previo a su análisis se
asumió de alguna manera, la misma actitud del personaje/narrador/lector del
texto periodístico que aparece en “Un hombre muerto a puntapiés”, cuya noticia
narrada le ha parecido absurda e hilarante, y que luego de algunas
investigaciones, sólo consigue una descripción del hombre muerto y dos
fotografías. Lo anterior, más los datos
del periódico se constituyen como la “única prueba a su alcance y la base para
reconstruir la historia”.
El cuento “Brujerías”, que en realidad
son dos: “La primera” y “La segunda” como las dos fotografías que, como antes y
hasta ahora en ciertos lugares, popularmente se las considera brujerías, me
pareció un cuento extraño y oscuro y algo hilarante y, al igual que el texto
periodístico, se constituiría como la única prueba a mi alcance para descubrir
y reconstruir la historia.
Partí del polisentido de la palabra
brujería: actividades a las que se dedican las brujas, brujos... y los
poetas. Sabemos que es lenguaje común
utilizado en la época: poeta como brujo, profeta, buscador de la quinta esencia,
etc. Ahora bien, si la bruja y el brujo
Bernabé son poetas, entonces, las brujerías realizadas son sus obras: l. Un joven que se transforma en árbol y 2.
Unos adúlteros que se transforman en perros vagabundos. El texto habla de “niños prodigios en artes
adivinatorias”; relacioné
niños-prodigios en la literatura y conjeturé a Medardo Ángel Silva que había
escrito El árbol del bien y del mal y a Arthur Rimbaud con Temporada en el
infierno (Bernabé había quemado un bosque) e Iluminaciones que tiene un poema
“Vagabundos” que dice: “(...)me había comprometido a devolverle a su estado
primitivo de hijo del sol, - y así vagábamos (...)yo apremiado por encontrar el
lugar y la fórmula.
La primera brujería se inicia así: Andaba a caza de un filtro, de un filtro de
amor, de uno de esos filtros que ponen en los libros ocultistas: y cita el
filtro: Para obtener los favores de una dama, y luego dice: Bastaba con
facilitarle los “ADMIRABLES SECRETOS” DE ALBERTO EL GRANDE y el HEPTAMERON
compuesto por el famoso mágico Cipriano.
En El libro infernal. Tratado completo de las ciencias ocultas,
encontramos, entre otros, “El libro de San Cipriano” y “Los admirables secretos
de Alberto el Grande”. El Heptamerón fue
escrito por Margarita de Valois y se dice que son cuentos imitados del
Decamerón de Boccacio. La narración XXVI se titula “Del donoso discurso de un
gran señor para conseguir los favores de una dama de Pamplona” donde se dice:
“aunque al cabo de algún tiempo y de insistencia, el dicho señor d’Avannes se
convenció que lo único que se necesitaba para consumar su amistad eran el
tiempo y el lugar propicios”(1) Margarita de Valois aparece en los Admirables
Secretos bajo una anécdota que refiere que ella
“sabía tirar las cartas tan bien como cualquier cabalista de aquellos
tiempos” y que predijo la muerte de su hermano por su afición a la caza.
“....una mano oculta depositó en su cámara un libro titulado “Arte de la
Cetrería” y como todas las hojas estaban arsenicadas y éste tenía el vicio de
humedecer los dedos, tomó sin saberlo el mortal veneno que en pocos días lo
llevó a la tumba”(2) (se me ocurre que
Umberto Eco tomó de aquí la idea para el Nombre de la rosa) En el libro de San Cipriano encontramos lo siguiente:
FILTRO
MAGICO PARA OBTENER LOS FAVORES DE UNA MUJER
Tómese una onza y media de azúcar cande o piedra, pulverícese groseramente en un mortero nuevo, en día viernes por la mañana, diciendo a medida que machacáis: “Abrasax, Abracadabra”. Mezclad esta azúcar en medio cuartillo de vino blanco bueno, guardad la botella en una cueva obscura o en un cuarto tapizado de negro, por espacio de veintisiete días: cada mañana tomad la botella y la agitaréis por espacio de un minuto, diciendo, Abrasax. Por la noche haréis lo mismo durante tres minutos, y diréis tres veces Abracadabra. A los veintisiete días pasaréis el vino a otra botella, juntándole dos granos de mostaza blanca, y tendréis el filtro hecho. A los tres días se agita y se cuela, convidando a comer a la persona que se quiere conseguir, y se le obsequia con el filtro indicado. Si lográis que beba la mitad, estad seguros que veréis satisfecho vuestro deseo.(3)
Lo que cambia básicamente en esta copia
que realiza Palacio son los números: de letras a números y la adición al texto
de otros números y, por supuesto, la connotación distinta entre “favores de una
mujer” y “favores de una dama” y más aún, si más adelante en el texto se
pregunta que hubiera pasado si el filtro hubiera sido “Para obtener los favores
de un hombre”, acción que hubiera producido según el narrador “un contraste
estético por excelencia”.
En la segunda Brujería, el brujo Bernabé
da vueltas a la mesa haciendo su brujería que era como ver a Rimbaud
escribiendo Temporada en el infierno. En
el cuento se repetía lo de las vueltas, decía que iba más allá de la vigésima
cuarta; me pareció una humorada de Palacio para connotar que había sobrepasado
el noveno círculo de Dante. Dante que
también había pasado una temporada en el infierno, que le permitió escribir La
divina comedia, poema basado en el
número tres, Dante asignando tres sentidos a las palabras: literal, alegórico y
místico. Recordar a Rimbaud que
considera al poeta como “ladrón de fuego” y al quehacer literario como “un
largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos” para encontrar “el
lugar y la fórmula”. Y en la brujería
anterior había un filtro o una fórmula en donde hice la siguiente relación:
El texto dice: “...guardad esta mezcla en una cueva oscura
por espacio de 27 días”, esto es, un espacio de 2 + 7, de 9 círculos que es
igual al infierno. Luego dice: “la
menearéis fuerte por espacio de 52 segundos”, 5 + 2 = 7 esto es, Séptimo
círculo; segundos = segundo giro.
Círculo y giro donde están los suicidas convertidos en árboles donde se
posan las Arpías. En la segunda brujería
dice “A la doceava vuelta empezó la cera a animarse y girar en el mismo sentido
que Bernabé”: el segundo giro del
séptimo círculo comienza en el duodécimo canto y termina en el decimotercero:
Alargué entonces un poco la mano, cogí una ramita de un árbol grande, y me gritó su tronco: “¿Por qué me rompes?” Y después, tiñéndose de sangre, empezó a gritar de nuevo: “¿Por qué me desgarras? ¿No tienes sentimiento alguno de piedad? Hombres fuimos, y ahora nos hemos convertido en troncos. Más compasiva debería ser tu mano, aun cuando hubiésemos sido alma de reptiles. (Canto 13)(4)
“Por la noche haréis lo mismo pero durante
53 segundos y tres... ” Esto es, el
octavo círculo, llamado Malebolge que está dividido en 10 grandes fosos
circulares y concéntricos, cada uno de los cuales se destina al castigo de una
especie de fraudulencia. Dice: 53
segundos y tres, el segundo foso corresponde a los aduladores y el tercero a
los simoníacos o traficantes de cosas sagradas.
Como 53 segundos representa una décima de segundo más que 52, se
consideró el décimo foso donde están los falsificadores de metales por medio de
la alquimia. En el texto dice: “...llegó
a la vigésima cuarta” y luego “Bernabé seguía”; el vigésimo cuarto canto
corresponde a los ladrones y el vigésimo quinto a los dilapidadores del tesoro
público.
Miré hacia abajo, pero mis vivos ojos nada podían distinguir en el fondo, a causa de la oscuridad; por lo cual dije: - Maestro, procura llegar a aquel otro borde, y bajemos la pendiente, pues así como desde aquí oigo, pero no entiendo, del mismo modo veo, pero nada distingo. (Canto 24)(5)
Si tú, lector, andas remiso ahora en creer
lo que voy a decir, nada tendrá de extraño, porque yo que lo vi, apenas doy crédito. Fija tenía yo en ellos la vista, cuando una
serpiente con seis patas se arrojó sobre uno y se enroscó enteramente en él.
Con los pies de en medio le sujetó el vientre, y con los de adelante le
apretó los brazos, clavándole los dientes en las dos mejillas. Cíñole los muslos con los traseros, y
metiendo entre ellos la cola, la subió ajustándosela por encima de los
riñones. Jamás hiedra se pegó tan
estrechamente a un árbol, como la horrible fiera unió sus miembros a los del
otro. Trabáronse entre sí cual si
hubiesen sido de cera derretida, y mezclaron sus colores de tal suerte, que ni
uno ni otro parecían ya lo que habían sido: a manera que sube por el papel,
antes que la llama, un color pardusco, que todavía no es negro, y desaparece el
blanco.
Miraban los otros dos, y exclamaban: “¡Ay, Aniel, cómo te vas mudando! ¡No se te ve ya ni como uno ni como dos!” Y en efecto, las dos cabezas se habían convertido en una, y aparecieron dos cuerpos con sólo un rostro en que se habían confundido entreambos. De los cuatro extremos resultaron dos brazos, los muslos y las piernas, el vientre y el pecho se trocaron en miembros nunca vistos; todo su primitivo aspecto era ya otro; la imagen confusa representaba dos seres sin ser ninguno, y se iba alejando con lentos pasos. (Canto 25) (6)
Y ya que estaba en el infierno vi a los
pecadores contra-natura, dando vueltas, como Bernabé y/o Rimbaud, caminando sin
cesar con un andar igual y continuo; un cuento – extraño y oscuro -, como
Brujerías, donde “oigo, pero no entiendo, del mismo modo veo, pero nada
distingo”, se iba mudando a través de un infernal filtro dantesco, cuento con
el que nos habíamos mudado a otros textos, y donde “todo su primitivo aspecto
era ya otro”. Se confirmaba mi hipótesis
de Medardo Ángel Silva, poeta suicida, y Arthur Rimbaud, poeta homosexual, con
unos números que no había tenido posibilidad de cambiar o inventar.
El triángulo del abracadabra del cuento
también aparece, aunque invertido, en el Libro de San Cipriano, “que se graba
generalmente en una piedra simbólica” y sirve para precaverse de las
enfermedades y sortilegios. Pero el
triángulo también es misterio, es amor no correspondido o adulterio o trinidad
sagrada. En el texto decía: “el
triángulo es un arreglo cabalístico que consta en todos los libros mágicos”, y
comprobamos que en cada cuento de Palacio hay amores no correspondidos,
adulterios consumados y triángulos en ciernes, por tanto, cada cuento es un
triángulo: un arreglo cabalístico que debe ser descifrado, y si cada cuento es
un arreglo cabalístico, los cuentos en su conjunto, vendrían a ser una Cábala.
Y vemos a Bernabé: “que
evocaba los nombres augustos de Yayn, Sadedali, Sachiel y Thanir”,
Esto es, cuatro nombres, supuestamente
nombres propios, porque cada uno lleva mayúscula, incomprensibles, sin
significado, y hay cuatro, hay una separación después de cada grupo de sonidos,
en realidad es un(a) tetra (4) – gramantón, esto es, el inefable nombre de
Yaveh, cuyas cuatro letras contenían – se decía-, un sentido oculto de
maravillosa eficacia. En todo caso y
para mayor seguridad, la primera letra Y es la misma y, algunos de sus sonidos,
nos remiten al hebreo. Cábala con su
sentido de “tradición” y de “recepción”, con su árbol sefirótico conocido
también como el Árbol de la vida o el Árbol del bien y del mal, como el libro
de Medardo Ángel Silva. La Cábala con
sus emanaciones, influencias y manifestaciones.
3.
Por último, el análisis de “Un hombre muerto a puntapiés”. En el cuento hay un delito y un investigador
que señala los pasos a seguir para descubrir la verdad. Se problematiza con el método y nos remite a
Aristóteles y Bacon. Y vemos a
Aristóteles, en cualquier manual de filosofía, que dice que en primer lugar hay
que ver y determinar de qué asunto se trata (nosotros, más recientes o con
mejores traducciones lo conocemos como “la determinación del objeto de
estudio”). El asunto del cuento es: “el famoso asunto de las calles Escobedo y
García”, (¡una dirección!). Haciendo una
relación literal nos encontramos con una calle – Escobedo-, que parte desde la
Catedral y termina en otra llamada Juan Montalvo, esto fue confirmado con un
mapa de la época. Lo primero que se nos
ocurrió fue el lugar común de decir “mi pluma lo mató”, a Gabriel García
Moreno, por supuesto, que salía diariamente desde la Catedral y murió en manos
de Rayo y otros conspiradores, “...que hace que los asesinos acribillen sus
víctimas a puñaladas”, dice el texto de la muerte de Octavio Ramírez. Esta muerte representó el término del período
conservador y la independencia de una tiranía.
Escobedo fue un héroe de la independencia guayaquileña, la otra calle,
Francisco García queda a dos cuadras de
Escobedo, tal como está especificado en el texto: Al llegar a la calle Escobedo
ya no podía más (...)Entonces, después de andar dos cuadras, se encontró en la
calle García, también se especifica para mayor claridad, se dice, que el difunto Ramírez - quien en la reconstrucción
de la historia se transformó en Octavio (nombre de Cesar Augusto, sucesor de
Julio Cesar), había llegado hacía poco a la ciudad teatro del suceso. Sin
embargo hay otras dos calles García en Guayaquil, Lizardo García que fue uno de
los primeros ministros de Eloy Alfaro, negociador de la Deuda Externa o
Inglesa, y la calle García Moreno.
Entonces nos pareció que se hacía referencia a ese período histórico,
período o zona que alguien está patrullando, en donde alguien rinde sus
servicios, el texto decía: “...el celador de policía N°451 que hacía el
servicio en esa zona”, y al hacer la relación de los números con el texto de
Dante encontramos el Noveno círculo, primer recinto, llamado Caína, donde están
los fraticidas, los que atentaron contra su propia sangre.
Otra consideración a realizar era la
cuestión de la nariz. Lo que más llama
la atención del investigador en las fotografías es la nariz: “Esa protuberancia fuera de la frente, esa
larga y extraña nariz...”, luego encontramos al final del cuento que por lo
menos dos de los puntapiés recibidos fueron por causa de la nariz: “... sobre
la larga nariz que le provocaba como una salchicha”. Esto nos hizo pensar que debería ser alguien,
dentro del período histórico ya señalado, que tuviera una nariz
pronunciadísima, esto es, nombradísimo, esto es, una identidad célebre o
alguien con una nariz realmente singular, extraña u original, o alguien que
hubiera escrito sobre narices.
Encontramos que Juan Benigno Vela, tenía un poema titulado “A una nariz”
y que fue un escritor-polemista que rendía sus servicios en la zona en su lucha
contra García Moreno pero, indudablemente, el de la identidad celebre, el
nombre augusto era Juan Montalvo.
Volvimos al Tetragramatón e hicimos la siguiente sustitución y las
letras coinciden con el nombre y el período histórico. YAYN/JUAN,
SADEDALI/MONTALVO, SACHIEL/GABRIEL = ANGEL, Y THANIR/ALFARO= DEMONIO.
JUAN
MONTALVO: ANGEL Y DEMONIO
La clave principal quedó descifrada,
comprendimos por qué tenía una nariz pronunciada: era el Dios Judío, Yaveh, que
en términos simples y nuestros sería una llave.
Ya ve ¿no?
Otra forma
Pero, ¿por qué piensa estas cosas? – dice el
texto de Palacio en Débora-. Y claro que
las piensa de otra forma, mucho más tonta y vacía. En una forma indefinida como el color de un
traje viejo. No, mejor como el del que
está por hacerse, ya que el pensamiento no ha sido vertido, de manera que es
algo potencial y no actualmente.
En el cuento “Una mujer y luego pollo
frito” registramos este párrafo que parece ser un comentario de esta etapa inicial:
Deficiencias y características de la
primera sesión:
La distancia. La primera sesión adopta una distancia; por
falta de intimidad o por miedo de que nos vean la verdad. No se alcanza a creerlas tan sencillas que no
puedan sorprender lo que parece que se lleva escrito.
Verter el pensamiento de que una obra está
en clave, significa cambiar su forma, perspectiva, rasgos, al mismo tiempo es
el pensamiento no vertido de Montalvo y viceversa, el de Palacio sobre la obra
de Montalvo Por eso es importante
señalar que el cuento ¡Señora!, cuando fue publicado en enero de 1927 en la
revista “Savia” tenía la forma de una copa o recipiente. En el cuento “Comedia Inmortal” (si es inmortal
es por tanto divina e inhumana), el autor dice “voy a hacer una comedia de
enredo” y la define como “una
transparente complicación”, y sí, es como transparente pero bien complicada, ha
sido como “un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos”
El Método
Al asumir al inicio el método detectivesco
fue, por así decirlo, una “intuición” correcta.
Más adelante en el análisis textual se descubrió que “Edgardo, héroe de
novela” que aparece en Débora era Edgar
Allan Poe quien, con los otros nombrados en el texto: Sherlock Holmes y John
Raffles, dos personajes contrapuestos, uno al servicio de la sociedad y el otro
al servicio del crimen, señalaban el método de desciframiento requerido. Aparte
de que Edgardo, olisquea las maderas
como un buen perro sabueso, se llegó a Poe a partir de esta frase: “Si
pensara en elegancias sería en comprar una pantalla azul para la luz y unas
alfombras «mullidas», colmo del ideal novelesco.” Se asoció azul con “Azul” de
Rubén Darío, que había escrito “Los raros” (El cuentista es otro maniático.
Todos somos maniáticos; los que no, son animales raros), también “Los cisnes y
otros poemas” donde se encontró
“Psiquis, dulce mariposa invisible”, poema que fue el detonador de mi tesis:
La coincidencia de un Juan Montalvo que escribe una carta a Hugo y un Víctor Hugo que le contesta. Un elegante fenómeno de contagios. Se descubrió a Poe que tiene un cuento titulado “Elegancias” donde se habla sobre narices notables y que comienza: “Soy, o mejor dicho, era un gran hombre.(...) El primer acto de mi vida fue cogerme la nariz con las dos manos. Al ver esto mi madre me llamó genio, mi padre lloró de alegría y me regaló un tratado de Nasología.”(8)
(...)Sabia
de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
te sacudes a veces entre
imposibles muros,
y más allá de todas las vulgares conciencias
exploras los recodos más terribles y oscuros.
Y
encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuentras
bajo la
viña en donde hace el vino del Diablo.
Te posas en
los senos, te posas en los vientres
que Hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a
Pablo.
A Juan
virgen y a Pablo militar y violento,
a Juan que
nunca supo del supremo contacto;
a Pablo el
tempestuoso que halló a Cristo en el viento,
y a Juan
ante quien Hugo se queda estupefacto.
Entre la
catedral y las ruinas paganas
vuelas, ¡oh Psiquis, oh alma
mía!
- como decía
aquel celeste Edgardo, (...)(7)
La coincidencia de un Juan Montalvo que escribe una carta a Hugo y un Víctor Hugo que le contesta. Un elegante fenómeno de contagios. Se descubrió a Poe que tiene un cuento titulado “Elegancias” donde se habla sobre narices notables y que comienza: “Soy, o mejor dicho, era un gran hombre.(...) El primer acto de mi vida fue cogerme la nariz con las dos manos. Al ver esto mi madre me llamó genio, mi padre lloró de alegría y me regaló un tratado de Nasología.”(8)
En “Un hombre muerto a puntapiés” se
plantea, como ya dijimos, el problema del método. El narrador dice que hubiera querido hacer un
estudio experimental, aquel que investiga el cómo de las cosas. Nos remite a Aristóteles y a Bacon, exclama:
¡Lo que tiene no haber estudiado a fondo la lógica!, se habla también de la
“fuerza secreta de la intuición”, de “revelación de Astartea”, dice “esto es
esencial” y señala “...en verdad nunca
supe qué de filosófico iban a tener mis investigaciones...”. El primer ensayo filosófico publicado de
Palacio en “La tierra” (34) se titulaba “Interpretación sana del mundo”. Induzca, joven, comanda también el
investigador.
El “modelo policial” es un paradigma
epistemológico basado en el indicio, al que Charles S. Pierce llama abducción.
La abducción es el proceso de formación de hipótesis explicativas. Es la única operación lógica que introduce una nueva idea. (...) La presunción o más precisamente la abducción, proporciona al razonador la teoría problemática que la inducción verifica. Al encontrarse con un fenómeno distinto del esperado en las circunstancias dadas, examina sus características y advierte algún carácter o relación especial entre ellas, que de inmediato reconoce como característico de un concepto que ya está almacenado en su mente, de manera que se avanza una teoría que explique lo que resulta sorprendente en el fenómeno.(9)
En mi trabajo anterior presentado en
Jalla en el 98 (trabajo que parcialmente estoy repitiendo ahora), reflexiono en
otras teorías semióticas: la categoría de “mala lectura” o “traición al texto”
de Harold Bloom y la estructura del chiste trabajado por Violette Morin,
tratando de explicar (“naturalizar” y/o “autorizar”) mi lectura; ahora
simplemente rescato la estructura básica
del chiste: el cambio de una palabra, objeto o situación a un contexto
que usualmente no le corresponde.
Pablo Palacio, al señalar a “Edgardo” no
ha sido sólo al método de Dupin, sino a la obra de Edgar Allan Poe, que ha
servido para aportar figuras o “casos”, instructivos casi, para este arreglo
cabalístico. Arreglo o pacto si se quiere, es, si no lo han olvidado, un
triángulo, cuyo tercer ángulo es Poe. El
número de letras de los dos nombres que siguen en el Tetragramatón coincide con
las de Edgar Allan Poe. Arreglo que organiza, fija límites, enmarca,
confirma. La figura de “La carta robada”
que aludí al principio sirve de ejemplo. Allí está “el juego de acertijo que se
realiza sobre un mapa” y también la increíble acción (recién percibida hace
unos meses) del Ministro y que Dupin detecta:
“...doblado en sentido contrario (el sobre), aunque por los mismos pliegues que constituían su primitiva forma. Este descubrimiento fue suficiente. Era evidente, para mí, que el sobre había sido doblado como un guante, sobre sí mismo, y plegado de nuevo, ofreciendo así en su nueva cara un espacio en blanco que se había llenado con otra nueva dirección”.(10)
Esto es, un cambio de dirección en una
texto/carta metida en un sobre.
Cada relación o inferencia que se ha hecho
ha necesitado de dos o tres asociaciones que aludían a lo mismo, sin embargo,
cada observación o dato expuesto en sí mismo no prueba nada, o podrían tratarse
como coincidencias. Pero en “El misterio
de María Roget” se dice lo siguiente en relación a la identificación de un
cadáver.
...Añada a esto unos zapatos como los que se sabía que ella llevaba el día de su desaparición, y aunque los zapatos se vendan a montones, aumente la probabilidad al borde de la certeza. Lo que, por si mismo, no sería ninguna evidencia de certeza, se convierte por su posición corroborativa, en la prueba más segura (....) Cada unidad sucesiva es una declaración múltiple, una prueba, no simplemente añadida a la prueba precedente, sino multiplicada por cien o por mil. (...) Seguir dudando, es demencia o hipocresía.(11)
El énfasis:
Lo rechazado y reprimido
El momento más importante del proceso de
lectura/escritura fue constatar un común denominador: la utilización del dato
inútil, lo literal, el falso razonamiento, lo insignificante, el chiste, los
“vicios” del lenguaje, las vulgaridades, las “pequeñas realidades”, todo lo que
una tacha o censura en una lectura por impertinente, por tonto, por política o
académicamente incorrecto, pero que iban llenando lo que llamé una desescritura.
Al establecer una forma de
escritura, se prioriza también una forma de leer. En los cánones de lectura de la época, tanto
del discurso literario como el científico, todas las categorías arriba
señaladas están en la zona rechazada, excluida, no considerada. Cuando Pablo Palacio dice: “se tomaron las
grandes realidades y se olvidaron de las pequeñas”, se refiere tanto a la
realidad real como a las realidades de un texto, si es literario, lo literal
sería el elemento menos considerado, o el punto, como realidad más pequeña de
escritura, se transforma en puntos a seguirse o a observarse, “El único punto que me importó entonces fue
comprobar que clase de vicio tenía el difunto Ramírez”. Y los puntos se comprueban siempre en los
textos de Juan Montalvo:
Así como lo mejor de los dados es no jugarlos, lo mejor de los licores es no beberlos, así lo mejor de la pluma es no escribirla. Déjenme pasar esta incorrección los maestros de la lengua castellana, que hoy necesito un modo de decir enérgico, aún fuera de las reglas. No hay cosa mejor para el mareo que el no embarcarse; para no decir disparates no hay cosa como el no escribir. El que juega ha de perder, el que bebe se ha de emborrachar, el que se embarca se ha de marear, y el que escribe ha de desbarrar quiera o no. Ahora díganme ustedes, ¿conocen jugador de profesión que no haya muerto tirando el hueso? ¿bebedor que no haya echado el alma con el último trago? El escritor de nacimiento es jugador, es borracho condenado irremisiblemente a los placeres y los sinsabores de su vicio. Vicio ¡pero qué vicio! (Santo Vicio)(12)
Juan Montalvo
relaciona la escritura con juego, embriaguez, vicio, manía, que sirve también
para el lector. Según Peter Burger, “el
discurso vanguardista crea un nuevo tipo de recepción, donde la atención del
lector se dirige al principio de construcción del texto. La colaboración del lector pasa a formar
parte del juego que el escritor propone”(13)
Pablo Palacio propone lo siguiente, pero me gustaría que lo piensen en
forma radical y se fijen en la doble acepción de ¿Quién dice ahí que crea?,
esto es, de creer y crear :
¡Eh! ¿Quién dice ahí que crea? “El problema del arte es un problema de traslados. Descomposición y ordenación de formas, de sonidos y pensamientos. Las cosas y las ideas se van volviendo viejas. Te queda sólo el poder de babosearlas. ¡Eh! ¿Quién dice ahí que crea?”
Las teorías de
recepción que conocemos en la actualidad explican y legitimizan la función del
lector en el trabajo interpretativo, pero en la época de Palacio, recién se
está proponiendo esa nueva forma de leer y conocer que, en términos legalistas
o médicos o religiosos, podría adjetivarse el resultado como una lectura
ilegítima o bastarda, loca, enferma o insana,
invertida, infernal, diabólica, blasfema o herética, que señalan la
posibilidad que desde lo marginal se llegue a un “centro” o que desde “el mal”
o “lo torcido” se llegue a un “bien”, “un tesoro” o “una verdad”. Actualmente se lo consideraría como
sobreinterpretación, lectura forzada, semiosis infinita, paranoia crítica,
efectos del significante. Se ha designado, entonces, a lo que yo habría o he
arribado, pero ¿y los resultados de
lectura? Creo en las coincidencias, y
cuando una se encuentra con una, hay que asombrarse y disfrutarla (si se puede)
y nada más, pero cuando hay tantas,
simplemente ya no son. Pero y bueno, Lacan dice que el orden de lo admisible es
el mismo orden de nuestros prejuicios. (14)
Ahora, - dice Poe-, habiendo llegado, como lo hemos hecho, a esta conclusión por deducciones irrecusables, no tenemos derecho, como buenos razonadores, a rechazarla debido a su aparente imposibilidad. No nos queda, pues, más que demostrar que esta imposibilidad no existe en realidad.(15)
Por ejemplo,
demostrar la razón del título “Ojeras de virgen” de esta novela
extraviada. Juan Montalvo dice:
Adivinación es ciencia infusa de hombres superiores por las facultades intelectuales y sensitivas: estos suelen tener el órgano de la vista tan fino, que rompen el tiempo y le sorprenden en las entrañas sucesos que en ellos se están formando; el oído tan agudo que oyen vagos ruidos en el silencio de la nada, el tacto tan delicado que palpan lo que no existe y cogen con la mano lo que aún no tiene cuerpo. ¡Salve Virgo!, saluda Demócrito a una virgen en la calle, la encuentra al otro día, y la saluda: ¡Salve, mulier! El adivino conoció en sus facciones el pecado: esa noche había sido desflorada. (Del Genio)(16)
Esto es, las
profundas y oscuras ojeras de una noche sin sueño, y los ojos brillantes de
conocer, sentir y disfrutar el misterio.
Pero más seguro
es que Demócrito se encontró con una
amiga y le dijo: ¡Alce esos
cinco, señorita!, y a la mañana siguiente, chuchaqui y sorprendido al
encontrarla en la calle – tras la gran fiesta de esponsales a la que sin duda
asistió-, exclamó:¡Seeeñooora!
“Entonces – dice Pablo Palacio-, estaré seguro de mi sonrisa representativa de bienestar y de haber promovido en los demás igual sonrisa, si ellos no son aventajados y escépticos”
Hablar por enigmas
En el cuento “Un
nuevo caso de mariage en trois” hay tres anunciaciones y un ser alado que es
una mosca. Se anuncia “Ojeras de virgen” pronto a publicarse; dentro del
cuento, se anuncia en el periódico la obra de Recoledo En defensa de la mitad
más interesante de la especie humana, y Petrona, la cocinera, le anuncia a
Antonio que está encinta.
En “Luz
Lateral”, se describe una antigua
iglesia. Al centro de la fachada de piedra hay una pequeña virgen de piedra.
Dentro (...) un cuadro de talla (...) una leyenda, un rectángulo que dice:
ESTATURA I FORMA I TRAGE DE LA SMA VIRGEN SEGÚN LO QUE ESCRIBIÓ SAN ANSELMO I
LO PINTÓ SAN LUCAS.
En griego Lucas
significa “portador de luz”. San Lucas
es representado como un toro o un novillo. Escribió el tercer Evangelio y
Hechos de los Apóstoles. Es el único de los evangelistas que describe la
anunciación. Cuando viajó con San Pablo, éste lo describe como Lucas, el médico
querido. Es patrón de artistas, doctores, cirujanos, solteros, carniceros,
encuadernadores, cerveceros, escultores, notarios. Y lo más importante: Según la tradición,
pintó a la Virgen y el cuadro desapareció, se extravió, en dos palabra: se
perdió.
San Anselmo fue
predicador y reformador de la vida monástica. Arzobispo de Canterbury, padre de
la escolástica, benedictino. Se lo considera “un místico racional” Sus obras
más importantes son: Monologium y Proslogium, que versan sobre la divinidad y
se preocupa de probar su existencia. Sobre la Trinidad dice: “confesamos tres
personas en una substancia” Dante lo
pone en el paraíso junto a San Juan Crisóstomo. Una de las cosas básicas que
dice San Anselmo es que “si uds no creen, no entenderán”, acepta que “se puede
decir algo por intermedio de otra cosa (per aliud), esto es, hablar por
enigma”, la imagen invertida del espejo, que es la forma como en el Hoy
conocemos, esto es, por enigma, hasta “el cara a cara” -que es lo que
esperamos-, con Dios. Otra idea, si se habla del creador, hay que hablar de la
creación, y está también el famoso argumento ontológico de S.Anselmo: si existe
la idea de dios en el entendimiento, dios debe existir en la realidad, y en uno
de sus ejemplos en el Capítulo II del Proslogium dice: “...cuando el pintor
piensa de antemano el cuadro que va a hacer, lo tiene ciertamente en su
entendimiento, pero no entiende todavía que exista lo que todavía no ha
realizado. Cuando, por el contrario, lo tiene pintado, no solamente lo tiene en
el entendimiento sino que entiende también que existe lo que ha hecho”.
Algunos hermanos me han pedido con frecuencia y con instancias que les ponga por escrito y en forma de meditación ciertas ideas que yo les había comunicado en una conversación familiar sobre el método que se ha de seguir para meditar sobre la esencia divina y otros temas afines a éste. Consultando más bien su deseo que la facilidad de la ejecución o la medida de mis propias fuerzas, me trazaron el plan de mi escrito, pidiéndome que no me apoyase en la autoridad de las Sagradas Escrituras y que expusiera, por medio de un estilo claro y argumentos al alcance de todos, las conclusiones de cada una de nuestras investigaciones; que fuese fiel, en fin, a las reglas de una discusión simple, y que no buscase otra prueba que la que resalta espontáneamente del encadenamiento necesario de los procedimientos de la razón y de la evidencia de la verdad. También han querido que no me desdeñase de responder a las objeciones de los simples y aun de los necios. (las negrillas son mías).(Prólogo. Monologium)(17)
Los
procedimientos de la razón y de la evidencia. Por ejemplo: en la deambulación
del teniente en Debora se encuentra con un sucre papel, y Disimulado <como
quien no hace nada>, le da taquicardia emotiva, luego desglosa el sucre, en
lo que lo va a gastar:
Entonces, con una
lógica de texto, los números ocuparon modestamente su espíritu.
Así:
Para betunar los zapatos . . . . . . . . . . S/. 0.10
Para ir al cinema. . . . . . . . . . . . . . . . S/. 0.60
Para tabacos . . . . . . . . . . . . . . . . . . .S/. 0.30
Suman . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S/. 1.00
Y entonces, con
la lógica de texto, vemos que se trata de una suma de fragmentos que llegan a la unidad, al uno, una summa literaria que
llega a una novela, una operación matemática, se trata también evidentemente de
un presupuesto, “supuesto previamente” o “cálculo anticipado de los costos de
una obra” dice el diccionario, y que
lleva implícito la idea de futuro, la misma idea de futuro que hay en una
receta (médica o de cocina) o un filtro y su preparación o en una fórmula y su
desarrollo, demostración o realización.
Y la satisfacción de esas necesidades implicaba un desequilibrio presupuestario en el hombre muerto e inactivo, eterno parásito avolitivo. Por lo que la vida le hincaba las garras en el pecho y presionaba sobre él de manera a perfeccionar la fórmula «dejar hacer», causa de la ruina individual.
En su vagabundaje,
el teniente perfecciona la fórmula
<dejar hacer> ¡a otro u otra la novela! “Quienquiera que seas tu que
prestas ese lenguaje a un insensato”, le contesta Anselmo de Canterbury a Gaunilo “cuya pluma
se hace el intérprete de ese insensato” , parece, entonces, que se presta la
pluma para desarrollar complicadamente la
increíble y transparente fórmula de un adolescente prodigio.
_______________________________________
(1)Valois, Margarita de. Heptamerón. (Barcelona, Ediciones
29, 1989) p.190
(2)(3)El libro infernal. (México: De Saturno) p.354 y p.116
(4)(5)(6)Dante, Alligieri. La Divina Comedia. Traductor:
Cayetano Rosell (Buenos Aires: Clásicos Jackson, 1953)p.65, p.121 y p.125-6
(7)Darío, Rubén.
Antología poética. (Buenos Aires, Kapelusz, 1973)p.133-4
(8)Poe, Edgar. Narraciones extraordinarias (Madrid, Aguilar,
1946)p.221
(9)Eco, Sebeok, Truzzi, Ginzburg, Harrowitz y otros. El
signo de los tres: Dupin, Holmes, Pierce.
(Barcelona: De Lumen, 1989) p.263
(10)(11)(15)Poe, Edgar Allan. Historias Extraordinarias.
Traductor: Carlos Urritz. (Barcelona: Dima Editores, S.A., 1968) p.9, p.77 y
p.32
(12)Montalvo,
Juan. El Espectador. (Medellín: Beta, 1975)p.78
(13)Fernández,
María del Carmen. El realismo abierto de Pablo Palacio. (Quito: Ediciones Libri
Mundi, 1991) p.347
(14)Lacan,
Jacques. Sem 7.La Etica del Psicoánalisis “El Brillo de Antígona”p.302
(16)Montalvo,
Juan. Los siete tratados. Tomo II. (Bogotá: Ediciones Nacionales Círculo de
Lectores, Ltda)p.12-3
(17)San
Anselmo. Monologium y Proslogium Internet (varios) y “El enigma del hombre
según Anselmo de Canterbury” de André Hubert
Palacio,
Pablo. Obras completas. (UNESCO, Colección Archivos, 2000)
