POR ANDREA LECARO
Jorge Luis Borges escribió en su ensayo Las versiones homéricas que “ningún problema
tan consustancial con las letras con su modesto misterio como el que propone
una traducción”. Pero, aparentemente, es un problema que el poeta cubano Jesús
David Curbelo está dispuesto a enfrentar. La frase “traductor, traidor”, forjada por la visión desarrollada en
torno al plagio de contenidos, no es aceptada por Curbelo, quien desde su labor
como traductor, cree en la coautoría y la reescritura de textos que se
enriquecen con la alternancia de contextos culturales y lingüísticos aportados
por él.
En su paso por Ecuador presentó el libro Por la senda de Judas (Ediciones de la Línea Imaginaria, 2014),
cuyo contenido es una antología de poemas de amor. De acuerdo a las palabras de
Curbelo, en la traducción se comete una suerte de traición, como en el caso de
Judas Iscariote, frente al texto
reinterpretado y el título del libro nace “de la envidia y de la adoración que
suelen anonadar al traductor ante los hallazgos del autor principal, y de los
acertijos a que este nos somete cuando queremos transcribirlos a nuestro
idioma”.
El proceso de selección de los poemas fue meramente
afectivo, sin embargo, ciertas barreras
idiomáticas no permitieron que se publicasen textos checos, árabes, japoneses, chinos, entre
otros.
En el libro se condensan distintas voces líricas, separadas
de manera casi cronológica, que nos ofrecen un panorama clásico y moderno sobre
el enamoramiento, la ausencia, la posesión y conquista del amado, los
celos, los encuentros carnales, etc. El lector que se acerque a esta obra, podrá
abordar desde una mirada contemporánea algunos tópicos antiguos como el “amor post mortem”; por ejemplo en el tercer poema de esta
antología, titulado “de corazón quiero servir a Dios”, la voz lírica habla
frente al umbral de la muerte, para pedirle a la divinidad, que su amada lo
acompañe al paraíso.
También se ven presentes otros tópicos como “ignis amoris” (el fuego del amor) y “oculus sicaris” (ojos homicidas) en los versos del poeta Joachim du Bellay: “esos cabellos de oro son los lazos, señora, donde primero mi libertad fue prendida, Amor la llama en torno del corazón enciende, y esos ojos son dardos que el alma traspasan”. Aunque ciertos lectores pueden llegar a encontrar caducos estos temas, a medida que avancen hallarán ciertos cuadros descriptivos de relaciones interpersonales y guiños a la situación del amor en el presente.
En el poema de George-Louis Godeau se construye de manera casi cinematográfica el encuentro entre dos amantes: “En una calle tranquila, una mujer da cien pasos. De tiempo en tiempo, mira su reloj. Lleva gafas oscuras. Aparece un auto, en rueda libre. El chofer está pálido, como un malhechor. Lleva gafas oscuras. Dos sonrisas, apenas se intercambian. Una puerta se cierra, Ellos se salvan. Los amantes del sábado tienen miedo de sus sombras”. Mientras que otros poemas plantean una visión de la cotidianidad y la pulsación sexual presente en las relaciones amorosas. En los siguientes versos de Paul Keineg encontramos el elemento de lo erótico y la metáfora captura estas imágenes: “el agua verde en los músculos lisos que levanta los senos y pule el clítoris. Mi amor no es contra natura, mi amor gotea una leche fresca al salir del baño”.
También se ven presentes otros tópicos como “ignis amoris” (el fuego del amor) y “oculus sicaris” (ojos homicidas) en los versos del poeta Joachim du Bellay: “esos cabellos de oro son los lazos, señora, donde primero mi libertad fue prendida, Amor la llama en torno del corazón enciende, y esos ojos son dardos que el alma traspasan”. Aunque ciertos lectores pueden llegar a encontrar caducos estos temas, a medida que avancen hallarán ciertos cuadros descriptivos de relaciones interpersonales y guiños a la situación del amor en el presente.
En el poema de George-Louis Godeau se construye de manera casi cinematográfica el encuentro entre dos amantes: “En una calle tranquila, una mujer da cien pasos. De tiempo en tiempo, mira su reloj. Lleva gafas oscuras. Aparece un auto, en rueda libre. El chofer está pálido, como un malhechor. Lleva gafas oscuras. Dos sonrisas, apenas se intercambian. Una puerta se cierra, Ellos se salvan. Los amantes del sábado tienen miedo de sus sombras”. Mientras que otros poemas plantean una visión de la cotidianidad y la pulsación sexual presente en las relaciones amorosas. En los siguientes versos de Paul Keineg encontramos el elemento de lo erótico y la metáfora captura estas imágenes: “el agua verde en los músculos lisos que levanta los senos y pule el clítoris. Mi amor no es contra natura, mi amor gotea una leche fresca al salir del baño”.
Jesús David Curbelo ha logrado resumir desde su cosmovisión,
el desarrollo del tópico sobre el amor a lo largo de distintos períodos
históricos y literarios. El lector no solo se enfrenta a miradas colindantes
con su tiempo, sino también tiene que optar por un acercamiento estético a voces más antiguas
como Dante Alighieri y Francesco Petrarca, confirmando una vez más que en la Literatura hay
un constante proceso de retroalimentación, y que el traductor juega un rol
fundamental.
