Faltas ortográficas, de Eduardo Varas C. Casa de la Cultura Ecuatoriana, 2017. 133 páginas.
POR LISSETTE MONTILLA
El cine, el rock y la literatura vistos con un toque de humor e ironía —y hasta horror— son temas que están en Faltas ortográficas,
el último libro de Eduardo Varas. Este es un volumen de nueve cuentos
publicados anteriormente en revistas y reunidos por el periodista y
profesor guayaquileño. Publicado en Junio de 2017, las 133 páginas de
este libro pertenecen a la nueva colección “Luz Lateral” de la Casa de
la Cultura Ecuatoriana.
Comenzando en “Prólogo”, que no es un prólogo sino un cuento, ya se va advirtiendo que este libro no pretende entretener ni agradar. Lo que busca es repeler intentando persuadir al lector a que no lo lea, pero a la vez lo cuestiona y le hace pensar sobre el contenido. El narrador lanza de forma indirecta y contradictoria el desafío de leer el libro, dando a conocer que al hacerlo el lector va a cuestionarse la cultura que consume día a día. En otros cuentos, también, se ve una crítica a la sociedad actual, que acepta un entretenimiento (en este caso, a la películas de Star Wars) que raya en lo absurdo e ilógico y es parte fundamental de nuestra cultura. El autor lo hace resaltando los horrores de la sociedad manifestados en las diferentes expresiones artísticas.
En el cuento que le da el nombre al libro, el lector ve de manera precisa cómo sucede la desfiguración social a través del mal uso del lenguaje. El narrador advierte a la sociedad que, sobre todo desde el surgimiento de las redes sociales, ésta ha ido dejando de lado la importancia de escribir correctamente para darle prioridad a usos populares e incorrectos. Pero lo que se va a recordar es solamente aquello que esté escrito. Todo esto mezclado con un humor negro, disfrutable para aquellos que como Varas alcanzan a distinguir cómo se ha ido desfigurando la realidad por un lenguaje descuidado.
Comenzando en “Prólogo”, que no es un prólogo sino un cuento, ya se va advirtiendo que este libro no pretende entretener ni agradar. Lo que busca es repeler intentando persuadir al lector a que no lo lea, pero a la vez lo cuestiona y le hace pensar sobre el contenido. El narrador lanza de forma indirecta y contradictoria el desafío de leer el libro, dando a conocer que al hacerlo el lector va a cuestionarse la cultura que consume día a día. En otros cuentos, también, se ve una crítica a la sociedad actual, que acepta un entretenimiento (en este caso, a la películas de Star Wars) que raya en lo absurdo e ilógico y es parte fundamental de nuestra cultura. El autor lo hace resaltando los horrores de la sociedad manifestados en las diferentes expresiones artísticas.
En el cuento que le da el nombre al libro, el lector ve de manera precisa cómo sucede la desfiguración social a través del mal uso del lenguaje. El narrador advierte a la sociedad que, sobre todo desde el surgimiento de las redes sociales, ésta ha ido dejando de lado la importancia de escribir correctamente para darle prioridad a usos populares e incorrectos. Pero lo que se va a recordar es solamente aquello que esté escrito. Todo esto mezclado con un humor negro, disfrutable para aquellos que como Varas alcanzan a distinguir cómo se ha ido desfigurando la realidad por un lenguaje descuidado.