POR: PILAR CALDERÓN.
Luciana, joven
estudiante de Biología es contratada por un famoso escritor Kloster para transcribir su novela; mientras ocurre el dictado movido por el
deseo, K intenta besarla, al resistirse ella, la historia deviene en demandas y
acusaciones hasta complicarse en extraños asesinatos de los familiares de
Luciana (B) y la muerte de la hija del escritor (K). Frente a las dificultades,
Luciana pide ayuda a otro escritor (lo llamaré X) que había conocido en el
pasado en iguales circunstancias que Kloster, es decir, copiando su novela; la
petición para X es inesperada y si bien, se resiste en un primer momento luego
queda atrapado en los requerimientos de Luciana que lo llevan hacia una
investigación detectivesca literaria sin
retorno.
Encaminado en el
laberinto de versiones, X rastrea las ideas esenciales que iluminan por
momentos los entreverados discursos de B (Luciana) y de K (Kloster), por
ejemplo: ¿Existe realmente la epifanía de la creación? ¿El escritor es un dios? ¿De dónde se producen las historias, en las
novelas, de la realidad o de la imaginación? ¿Qué tanto influye el azar, en la
elección de un tema? ¿Qué significa escribir ficciones? ¿Quién dice la verdad,
B o K?
Las ideas anteriores sintetizan la novela La muerte lenta de
Luciana B, del escritor y matemático argentino Guillermo Martínez publicada en
el año 2007. La trama, la disposición de dos discursos, dos lógicas, incluyen
también otras referencias que multiplican los sentidos del texto
como las matemáticas, el misticismo, sentencias
bíblicas, lo detectivesco, entre otros.
Todos estos elementos legitiman el texto y certifican que la materia
prima del escritor al crear ficciones se
ajusta a una realidad alternativa, hacia la verdad literaria que no necesita de
comprobación exacta sólo espera por el lector para descifrarla.