miércoles, julio 10

802


POR: CAROLINA ANDRADE.

Una buena novela. Una novela con aciertos. La invención del amor, de José Ovejero, Premio Alfaguara 2013. Pero, ¿la mejor de entre 802 participantes? Pues algo no cuadra. ¿Ovejero, la novela, Alfaguara, nosotros, el jurado, las cifras, los concursos literarios? Algo.

Pasó Ovejero por Guayaquil y cumplimos con celebrarlo. Hombre agradabilísimo para ser español. Alfaguara nos invitó a Adelaida Jaramillo y a mí a presentar su novela y conversar con él en el Teatro Centro de Arte.  Hubo concurrencia.  En estos eventos  estamos de acuerdo en que hay que tratar bien al texto y al autor: si no puedes hacerlo, si no tienes con qué, no aceptes participar, no tiene sentido. Así que las preguntas fueron del tipo “ten la bola, juega muchacho”.  Tardó en entrar en calor, seguramente estaba cansado, eso de andar de promoción es muy ajetreado, y venía de una conversación con Cecilia Ansaldo en la Estación Libro Abierto.  Cuando Ovejero decidió hablar de verdad, dejó sentado que es un hombre de letras, erudito, que tiene reflexiones valiosas que compartir sobre el quehacer literario. Público encantado.

(Si a alguien le interesa mi opinión, sí recomiendo la novela. Un planteamiento inicial de lujo. Entretenida.  Los personajes cumplen. Es el relato de las posibilidades del amor en los escenarios contemporáneos. Ligeros derrapes en la verosimilitud, el personaje protagónico, mentiroso y sin proyectos,  no calza con el narrador reflexivo en primera persona. En dos o tres momentos reí de buena gana para poco después dudar seriamente de si el humor era la intención del texto. El mejor momento cien por ciento literario, ese en el que las letras desencadenan en nuestras mentes múltiples significados que hacen cosquillas y dan placer: la escena de Samuel ayudando a volar a un vencejo. No se la pierdan.)

Al concluir la presentación, Alfaguara nos recordó lo ajustados que andan financieramente y el esfuerzo que les significa traer a un escritor galardonado a esta ciudad. Es un honor dice alguno. Yo, fuera de timing como siempre, le ofrezco a Ovejero un ejemplar de mi novela, diciéndole que si la iba a dejar en el basurero del cuarto de su hotel, no se la daba. “Estuviste leyendo mi blog”, me dijo. No lo desmentí, pero no, no había leído su blog (en el que dice que ya no aguanta recibir más libros). Ahora ya lo hice y resiento, no que no se haya llevado mi texto ni los de otros tantos que ofrecen los suyos, si no que sus artículos del tour que le organiza Alfaguara por países latinoamericanos tengan un tonito de crónicas de colonizador, de quien está convencido de que nos hace existir en cuanto nos nombra:

En Quito me advierten de lo simples que son los de Guayaquil. Hacen chistes sobre ellos. En Guayaquil una mujer me dice que los de Quito son muy fríos. También me comenta una editora lo que tiene que pelear para que en la propia editorial, establecida en Quito, se haga caso a los autores de Guayaquil. La disputa me recuerda por su estupidez a la existente entre Barcelona y Madrid; la acumulación de estereotipos responde a la misma lógica, más bien a su falta. Yo no encuentro ninguna diferencia entre unos y otros: ni más cálidos ni más simples. Pero igualmente aburridos en sus descalificaciones.

¿O simplemente nos describe tal y como nos vio y soy yo la lectora de espíritu colonizado? En La invención del amor los ecuatorianos en Madrid son trabajadores de la construcción y meseros.

¿Y cómo somos? No tengo la menor idea. Cuando Alfaguara anunció su premio de novela 2013 en su página web, informó: “En total 802 manuscritos optan al galardón, de los cuales 342 se han recibido en España, 133 en México, 99 en Argentina, 61 en Colombia, 34 en Estados Unidos, 28 en Chile, 23 en Venezuela, 19 en Ecuador, 18 en Perú, 9 en Guatemala y Honduras, 8 en Costa Rica, Panamá y Nicaragua, 8 también en Bolivia, 7 en El Salvador, 7 en Uruguay, 4 en Paraguay y 2 en Puerto Rico”.

¡19 en Ecuador! No recuerdo que se hayan publicado más de quince (¿diez?) novelas en Ecuador en alguno de los años recientes. ¿Dónde están esas 19 novelas? ¿verán la luz algún día? (Alfaguara no puede publicarlas porque no tiene recursos para invertir sin posibilidad de recuperarlos y está segura de que no puede recuperarlos en Ecuador). ¿Las leeríamos si se publicaran? ¿serán buenas? ¿recibiríamos con entusiasmo a los escritores? Diecinueve novelas de diecinueve escritores contemporáneos vivos, ¿somos capaces de dar diecinueve nombres de posibles participantes ecuatorianos? Así de mal nos conocemos.

¡802! ¿Será que los que compran lotería han diversificado sus inversiones y ahora, además, mandan textos a Alfaguara para probar suerte? ¿tanto escriben los hispanohablantes? Deberían cobrar la inscripción al concurso,  si los 802 escritores hubiesen pagado algo así como 160 euros por la inscripción, cubrían los 130 mil euros del premio y apoyaban a Alfaguara en sus estrecheces financieras.

Qué tristeza que no lleguen a los lectores tantas novelas. ¡802! ¿Y La invención del amor es la mejor de todas? ¿la única que leeremos? Algo no cuadra.



Referencias:

Alfaguara. (20 de Marzo de 2013). www.alfaguara.com. Recuperado el 7 de Julio de 2013, de Alfaguara España: http://www.alfaguara.com/es/noticia/el-escritor-jose-ovejero-gana-el-premio-alfaguara-de-novela-2013/

Ovejero, J. (2 de Julio de 2013). El País. Papeles perdidos. Larga distancia/5. Recuperado el 7 de Julio de 2013, del diario El País: http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2013/07/la-generacion-decapitada.html