POR: CHRISTIAN ARMIJO.
He sido aficionado a los zombis desde que a los doce años vi
La noche de los muertos vivientes. En mi adolescencia, la compañía de
videojuegos CAPCOM reforzó ese gusto con la saga Resident Evil y en la adultez
el cómic The walking dead me hizo seguir con esta gran afición. Pero en la
literatura no había encontrado algo que me llenara por completo, hasta que
leí Word War Z, de Max Brooks, hijo del famoso comediante Mel Brooks; y
mayor fue mi emoción al enterarme de que se realizaría una película basada en este
libro.
Lo primero que hay que decir es que las diferencias son
pocas, solo algunos escenarios y
situaciones compartidas. Pero la película solo toma prestado el nombre del
libro y crea un producto nuevo casi en su totalidad. Para comenzar, existe una
gran diferencia entre los zombis del libro y los de la película. El modo de
contagio de la supuesta enfermedad también ha sido modificado. Me detendré para un mayor análisis en la estructura y en la resolución de
la trama.
Los zombis del producto literario son completamente
diferentes a los vistos en la película, ya que los primeros son muy parecidos a los ideados por George Romero, como
veremos a continuación:
Tenía como un metro sesenta, inclinado, con los hombros estrechos y una panza hinchada y blanda. No traía camiseta, y la carne gris verdosa estaba desgarrada y llena de huecos. Olía como a playa, a algas podridas y agua de mar.
En la película podemos observar que los zombis son seres
mucho más activos, más fuertes y más rápidos; asemejándose mucho a los de otros
filmes como 28 días después, Legión, etc. y videojuegos como Left for dead,
Dead Island, etc. Esto tiene su
motivación, ya que el caos se desarrolla de una manera mucho más veloz que el del libro, y los atacantes deben ser más rápidos para tomar la ciudad en pocas
horas.
A nivel estructural y narrativo, tanto la novela de Brooks
como el largometraje de Forster pertenecen al género epistolar –recolección de
cartas, diario o documentos fidedignos que van dirigidos a alguien– , la
diferencia radica en que el narrador del texto lo hace diez años después del
apocalipsis zombi y empieza a contarlo desde que encuentran al paciente cero; y en la película se nos introduce a una historia contada a media res: la
infección ya había avanzado en otros países y de repente golpea a los Estados
Unidos. Todo sucede en cuestión de segundos y ése es otro punto importante: lo
efectivo del contagio.
El tiempo en que la enfermedad afecta a las personas y los
convierte en estas criaturas con mirada muerta cambia drásticamente, pero esto
a su vez deja muchos vacíos en la trama de la película. En primera instancia
vemos que en el libro las infecciones están latentes en los huéspedes hasta
semanas antes de que ellos se transformen; es por esto que la infección es
global:
…escuché una historia de una pareja, un hombre de negocios con mucho dinero y su esposa. A él lo mordieron. No era una mordida grave, si me entiende, sino una de esas “mechas lentas,” porque el mordisco no agarró ninguno de los vasos sanguíneos principales. Estoy seguro de que creían que había una cura en occidente, muchos lo creían. Al parecer, alcanzaron a llegar hasta su cuarto de hotel en París antes de que él colapsara. La esposa trató de llamar a un doctor, pero él no la dejó. Tenía miedo de que los devolvieran. En lugar de eso, él le ordenó que lo abandonara, que se fuera antes de que entrara en coma. Dicen que lo hizo, y después de dos días de escuchar los gemidos y los golpes, la gente del hotel decidió ignorar el letrero de “NO MOLESTAR” y abrieron el cuarto. No estoy seguro de si fue así que comenzó la infección en París, pero tiene sentido.
Este fragmento nos muestra cómo la lentitud de la enfermedad
y la corrupción hizo que la epidemia no pueda ser contenida en primera
instancia; las constantes infecciones y la falsa seguridad de que los
humanos podían curar el brote, son las que causan el caos posterior. En la película, la velocidad de contagio se muestra en los primeros diez minutos,
ya que solo doce segundos bastan para que las personas mordidas se conviertan en en uno más de la manada; después se dice que la tasa fue en aumento ya que cerca del paciente
cero el tiempo era entre cinco y diez minutos. Pero aún queda la duda
argumental en la película, cómo es que el virus saltó de Corea a América, cómo
un virus de rápida conversión se pudo propagar a grandes distancias.
Herr Muller no alcanzó ni a recuperarse de la anestesia. Mientras descansaba en la sala de recuperación, sólo unos cuantos minutos después de cerrarlo, comenzaron a aparecer los síntomas. La temperatura, el pulso, los niveles de oxígeno…
Si bien en algunas locaciones podemos encontrar similitudes,
ya que los dos investigadores visitan una Jerusalén con muros, los dos están en
busca del paciente cero en Asia. En el libro se sabe que tiene lugar en China y
se tiene el testimonio del doctor que lo atendió; en la película está cerca de Corea del Norte. También vemos que
mientras que la novela está formada íntegramente por relatos de los
supervivientes, en la versión fílmica las conversaciones son pocas y es el
investigador de la ONU el que vive esto hechos. También la diferencia
fundamental radica en que el libro nos quiere contar cómo fue la vida en la Guerra Mundial Zombi, mientras que la película nos cuenta de los esfuerzos por
encontrar la cura.
Por el contrario, en la película vemos que el héroe, al tratar
de defenderse, es alcanzado por una gota de sangre en la boca, la toma y no se
convierte; lo cual en mi opinión no tiene una explicación lógica y sí merece la
categoría de cabo suelto.
Lo interesante del largometraje producido por Plan B
–productora de Pitt– es que no hay un género cinematográfico específico. La
acción y el terror son los que más fácilmente se identifican, por otra parte
está la lucha contra los voraces zombis y por la otra se ve el trabajo
intencional de los niveles de suspenso, juego de musicalización, montaje y, por
supuesto, el uso del monstruo contempóraneo.
El largometraje desarrolla una conciencia del héroe. Gerry
no es el redimido o el del camino fácil. Forster se arma de muchos
argumentos para el perfil de su personaje principal, interpretado por Brad
Pitt, sobre él ya no recaerá el recurso del estereotipo del héroe de acción
sino más bien es el que emerge de la masa, una vez que ha abandonado su
carrera como investigador de la ONU. En cada instante de la película, se debate
por permanecer al lado de su familia y mantenerla segura por sobre el egoísmo de
partir y abandonarlos.
Además cabe recalcar que no es el héroe-mesías. No está en
sus manos salvar al mundo, es parte del equipo y más adelante al quedarse solo
es que tiene todo el peso sobre sus hombros. El personaje de Pitt explota a
cada momento su dimensión humana, tanto así que es él quien decide exponerse a
una empírica cura.
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Todas las citas pertenecen a la novela Guerra Mundial Z, de Max Brooks.