Fotografía de Marco Zanger |
Nacida en Gómel, Bielorrusia, Natalia Litvinova* se trasladó
con su familia a Argentina en 1996, un día antes de cumplir los diez años.
Actualmente, Natalia reside en Buenos Aires, es escritora y, entre otras
actividades, se dedica a la traducción de poesía rusa.
La invitamos a responder nuestras #Matapreguntas y esto fue
lo que nos dijo.
¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
Robinson Crusoe.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
No leo un solo libro. Leo varios a la vez, y ahora estoy con
El contexto de un jardín, de Alexander Kluge (maravilloso); Las cartas de
Wilno, de Marina Tsvetáieva; y con La disimilitud de lo similar, de Víktor
Shklovski.
¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la
literatura?
Bailarina o chef.
¿Qué título le pondrías a tu autobiografía?
No escribiría una autobiografía.
¿A qué escritor resucitarías y para qué?
A Dostoievsky para que me recite “El profeta” de Pushkin,
con el brazo alzado, temblando de poder. Y a Esénin y Maiakovsky juntos, en el momento justo de un duelo
poético en el que solían participar, rabiándose.
¿De qué personaje literario te gustaría ser amiga o amante?
Ni amiga ni amante, sino que me gustaría perseguir a Gimpei
Momoi, el personaje de la novela En el lago, de Yasunari Kawabata.
¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?
Träumerei, de
Schumann.
¿Quién es el autor más sobrevalorado? ¿Y el olvidado
injustamente?
No me animaría a nombrar a los autores que me parecen
sobrevalorados, por varias razones, como también hay libros fundamentales que
no se reeditan.
Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en
Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál elegirías y por qué?
Las Elegías de Duino, de R. M. Rilke, y me enfocaría más en
la octava elegía.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
No puedo quejarme de los trabajos que tuve.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
La torpeza.
¿Qué cantas en la ducha?
No canto en la ducha, gorjeo.
¿Qué harías con un Gregorio Samsa en tu familia?
Con él, nada, y ante él, gestos mínimos, y ventilaría su
habitación.
***
(*) Natalia Litvinova (Gómel, Bielorrusia, 1986), reside en
Argentina. Es poeta y traductora de poetas rusos. Ha publicado Esteparia
(Ediciones del Dock, 2010; Ártese quien pueda, reedición 2013), Balbuceo de la
noche (Melón, 2012), Grieta (Gog y Magog, 2012); Rocío animal (La Pulga Renga,
2013), Todo ajeno (Melón, 2013; reed. Vaso Roto) y Cuerpos textualizados (Letra
viva, 2014; junto a Javier Galarza). Ha compilado y traducido las antologías El
ruido de la existencia (Leviatán, 2013), de los poetas rusos Vladislav
Jodasevich y Serguéi Esénin, y El espejo equivocado (Melón, 2013), de Cherubina
de Gabriak. Coordina la sección dedicada
a las letras argentinas de la Revista Ombligo.