miércoles, marzo 13

Leopoldo Brizuela: “Si están ahí afuera, den tres golpes.”


“En Centroamérica ya no hay librerías fuera de los shoppings (malls). En uno de esos shoppings centroamericanos firmé ejemplares al fondo del local de una librería. De pronto le llega el turno a una mucama (empleada doméstica) de uniforme; con delantalito de puntillas y cofia.

"Me puede firmar el libro", me dice.

"¿Cómo no? ¿Cómo te llamas"

"No, no es para mí. Es para mi patrona", dice, señalando hacia afuera.

Y veo, al frente del local, una señora rubia y delgada de anteojos negros que se hace la desentendida, cargada de bolsas, flanqueada por dos niñas iguales, de anteojos negros y bolsas, todas mirando los carteles de las marcas de otros locales.
Pasado el raro trance, lo publico en Facebook y claro, todos los "amigos" virtuales, me preguntan, escandalizados: "¿pero vos se lo firmaste?" Y hasta proclaman dedicatorias más o menos contestatarias, más o menos ofensivas, que ellos, claro, hubieran puesto.
Yo, para levantar un poco mi propia imagen, pienso mentir: No lo hice porque a la mucama podía costarle el trabajo.
Pero la verdad es que me excedió la situación y obedecí.
Sabiendo que la señora no lo iba a leer. Que la mucama y yo éramos dos cosas más del gran shopping del mundo. Y que pensar no era lo que el gran Dios Mall había pensado para nosotros.” LB


DL: Si fueras un pervertido/a y tuvieras un fetiche ¿cuál sería y por qué?

LB: El cuchillo de Jack el Destripador. No saben el placer que siento cuando gente como ustedes me corta algo que he escrito.

DL:¿Cuánto tiempo es para siempre?

LB: Lo que dure la infancia.

DL: "Ay Dios mío, ¿y ahora qué?", solía ser el primer pensamiento mañanero de Bukowski. ¿Cuál es el tuyo?

LB: “Ánimo, que peor le fue a Gregorio Samsa”.

DL: ¿Qué es lo más excéntrico en ti?

LB: Canto música étnica, desde mucho antes de que se llamara así.

DL: Si tuvieras que permanecer encerrado un año en una casa, ¿qué llevarías como provisiones?

LB: Como mi maestra la baronesa Blixen: sólo ostras y champagne.

DL: ¿Cuál ha sido tu peor trabajo?

LB: El de caramelero –persona que vende caramelos por la calle y en el cine- durante una representación escolar de la canción “La Banda” de Chico Buarque. Hubiera preferido hacer de gato, o hasta de cura, y no de caramelero, un oficio que ni siquiera figura en la canción. Ahí entendí mucho del destino de los artistas que no son rubios.

DL: Cuando las mariposas se enamoran, ¿sienten humanos en la barriga?

LB: ¿Seres humanos cualesquiera? Oh no, deben de sentir Arjonas.

DL: ¿Qué cuentan las ovejas cuando sueñan?

LB: Promesas de pastor enamorado.

DL: ¿Qué cantas en la ducha?

LB: Granada, We are the champions y algún hit de Whitney Houston: la ducha es magnánima con el ridículo.

DL: Si tuvieras que salvar de un terremoto a cinco palabras del castellano, ¿a cuáles serían?

LB: ¿”A” “cuánto” “vende” “el” “pegamento”?

DL: ¿Con qué libros habrías enloquecido a Don Quijote en lugar de los de caballería?

LB: Con El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha: nadie soporta cuerdo semejante lección de realidad.

DL: ¿Cuál sería el soundtrack ideal para el Fin del Mundo?

LB: El silencio. Que fantástico dejar que el fin del mundo cante por sí mismo.

DL: ¿Cuál es la cursilería más grande que has leído?

LB: Más que grande, grandiosa! “Safari del ayer, en mi penetró /cortando tallos y rompiendo lianas, /justo a la hora cero del espectro/ cuando la barahúnda desencauza, /Horus devela el portalón-incienso /y asoma el pico sobre las mastabas.” Aurora Venturini, Safari.

DL: ¿Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba allí..., por qué?

LB: Quería más. Sus períodos de celo, proporcionalmente, duran décadas.

DL: ¿Qué monstruos vencerías por tu Dulcinea del Toboso?

LB: A los monstruos que engendran los sueños de la razón.

DL: Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:

LB: Si están ahí afuera, den tres golpes.

Leopoldo Brizuela nació en 1963 en La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina. Estudió Letras en la Universidad de La Plata. Es narrador, poeta y traductor. Su primera novela, Tejiendo agua, escrita a los diecisiete años, obtuvo el Premio Fortabat 1985. Inglaterra (1999) ganó el Premio Clarín de Novela . Es autor también de la nouvelle El placer de la cautiva (2001), el libro de relatos Los que llegamos más lejos (Alfaguara 2002) y la novela Lisboa. Un melodrama (Alfaguara Argentina, 2010; Alianza, 2010), entre otros libros. Su última novela titulada Una misma noche ganó el XV Premio Alfaguara 2012. Colabora habitualmente en los diarios Clarín y La Nación, y coordina talleres de escritura creativa.