miércoles, marzo 13

Los consejos del Quijote a Sancho para ser un buen gobernador de Barataria

POR: KATHERINE MARTÍNEZ. 


Sancho Panza consigue gobernar una ínsula. La misma que el Quijote le había prometido con tal de que éste se convierta en su escudero. Aunque obviamente su gobierno es simplemente una jugarreta de los duques socarrones con los que se encuentran en su camino a Zaragoza. Desde el capítulo XLII al XLIII se desarrollan Los consejos que el Quijote da a Sancho Panza antes de partir a su gobierno. Esta lista obligatoria para ser un buen mandatario es una oda a todo lo que engloba el concepto de honra de los españoles. Principalmente, desde la sabiduría del ingenioso hidalgo emergerá los pasos de cómo realmente deben ser quienes dirijan un pueblo, viendo las dos caras de la moneda: mientras vemos lo ociosos que resultan ser los duques, el Quijote le dice a Sancho que se apegue a un perfil para no sea representación de los malos mandatarios.

Digo que engloba todo el concepto de honra porque bajo éste subyacen dos más: la mesura y el accionar. Me atrevería a decir que por primera vez existe un equilibrio entre el ser y el parecer. El parecer está en cada uno de los pasos a seguir para poder concebir a un ser (mandatario) mesurado y discreto: Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey, que si esto haces, vendrá a ser feos pies de la rueda de tu locura la consideración de haber guardado puercos en tu tierra.1 Lo que el Quijote trata de pedirle a Sancho es que haga un examen de conciencia y explore en sí sus virtudes y que jamás niegue su linaje al asumir el poder. Una lección de humildad, de prudencia y más que nada de sabiduría, que es el principal punto en que se hará hincapié a la hora de tomar decisiones.

Dentro de este concepto del aprecio a sus orígenes, el Quijote le pide que no desdeñe ni niegue su sangre que a final de cuentas es la misma que la de los duques y reyes. La envidia no debe anidar en su corazón, que no devenga de una casta noble no significa que sea menos. Debe adaptarse y adecuarse a su nuevo ambiente, es por eso que menciona a la esposa de Sancho; al momento de irse a vivir con él, deberá adoctrinarla y quitarle su natural rudeza. A manera de breve resumen le pide que no sea testarudo y que no se deje llevar por la ley del encaje y que su corazón sea principal receptor de justicia.

En esta primera ronda de consejos, el Quijote pretende fusionar la honra entre lo que nosotros llamaríamos reconocimiento de las raíces, el respeto de la identidad y sobre todo la autoestima (éste último aplicado como no sentirse menos ante los nobles sino saberse valorar por lo que es). Digo que pretende hacerlo confluir con la honra porque funciona como una dimensión de la imagen, de lo que nuestra concepción de nosotros mismos y cómo nos proyectamos. El Quijote agrega el lado intelectual, cada una de las acciones de Sancho serán la dirección para que su discreción siga creciendo y eso abonará a que se convierta en un mandatario justo. La honra pasa al plano del alma para que Sancho pase a la posteridad no como el tirano, sino como el prudente, el perfil del gobernador del que bien se habló:

Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás a tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito delas gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará la muerte, en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos. Esto que hasta aquí te he dicho son documentos que han de adornar tu alma; escucha ahora los que han de servir para adorno del cuerpo.2

Cúmulo de experiencias: la honra es un cambio en proceso. Al hablar de estos primeros consejos, debemos también trasladarnos a lo que Sancho tiene por su propio concepto de honra, y en parte es la dura crítica que hace a la ociosidad de los duques y de la nobleza en general en el capítulo del día de caza. Y, obviamente, recordar que nuestro querido Panza no es un hombre de omecillos*; además trayendo más a mi memoria la ficción, Sancho se siente orgulloso, muy a pesar a su bajo linaje, de ser un cristiano viejo.

Esta primera parte de mi trabajo he redirigido al primer concepto de las acciones. Con este quise hacer referencia a que cada paso que Sancho debiera dar era en nombre de honrar sus orígenes, no negarlos. Se trata algo también de apellidos, este personaje al asumir su cargo de gobernador jamás debe negarse, sino más bien demostrar que mientras más humilde se es, es mucho más sabio; no importando el linaje ni la sangre. Las acciones de Sancho deben estar dirigidas por su propia experiencia y reconocimiento, como el Quijote diría y yo repito: deben tocarle las lágrimas del pobre porque él las conoce, lo fue. El cambio debe ser a nivel de estrato no de esencia: de labrador a gobernador, pero como coloquialmente diríamos: los humos jamás deben subirse.

En los segundos consejos, quisiera tocar el concepto de la mesura. A lo largo de ambos tomos, Sancho es algo glotón, desmesurado y desde su camino casi peregrinación caballeresca a lado del Quijote, su alimentación es casi un pan duro, quesos y agua. Es decir, no le da gusto a la barriga. Saca a flote su desborde en el capítulo de las bodas de Camacho y obviamente cuando sus hábitos alimenticios mejoran y son “de mantel blanco” en el casa de placer de los duques. Nuestro hidalgo llega con sus segundos consejos que apuntan a que Sancho se mesure y sea prudente con su alimentación, aparte de su higiene personal: En lo que te toca a cómo has de gobernar tu persona y casa, Sancho, lo primero que te encargo es que seas limpio, y que te cortes las uñas, sin dejarlas crecer, como algunos hacen, a quien su ignorancia les ha dado a entender que las uñas largas les hermosean las manos, como si aquel escremento y añadidura que se dejan de cortar fuese uña, siendo antes garras de cernícalo lagartijero: puerco y extraordinario abuso.* 

Más que nada, el hincapié de este primer consejo es la imagen personal concentrada en la higiene: conforme nos ven, nos tratan. Ahora, viene el de los alimentos:

Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra. Ten cuenta, Sancho, de no mascar a dos carrillos, ni de erutar delante de nadie.

El Quijote recomienda esto para que el empacho no le lleve a decir necedades al nuevo gobernador. Una asociación de la desmesura con el accionar, Sancho debe ser sabio en su forma de llevar su alimentación para no enfermar, y que más adelante eso mismo repercuta sobre sus decisiones, sobre todo para que el balance de cuerpo sano y mente sana sea lo que haga a un buen mandatario dirigir a su pueblo.

La mesura también se aplica en la retórica: Sancho hila refranes a cada momento para poder argumentar. El Quijote está en contra de eso, le quita la seriedad a la conversación y que de cierta forma, siga siendo rústico y áspero en su forma de expresarse: También Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.3 Don Quijote considera al refrán un recurso útil cuando deba ser pertinente su aplicación, encajar tantos en los discursos de Sancho le valdrá poca credibilidad, será un gobernante falaz. Deberá despejarse de ese hábito y ser inteligente al hacerlo.

El último consejo engloba tanto la mesura de los hábitos y las acciones de Sancho para una posteridad erigida en el reconocimiento:

Este último consejo que ahora quiero darte, puesto que no sirva para adorno del cuerpo, quiero que le lleves muy en la memoria, que creo que no te será de menos provecho que los que hasta aquí te he dado; y es que jamás te pongas a disputar de linajes, a lo menos, comparándolos entre sí, pues, por fuerza, en los que se comparan uno ha de ser el mejor, y del que abatieres serás aborrecido, y del que levantares, en ninguna manera peleado. Tu vestido será de calza entera, ropilla larga, herreruelo un poco más largo; greguescos, ni por pienso; que no les están bien ni a los caballeros ni a los gobernadores.4

Consejo bastante curioso, la vestimenta mientras más modesta demuestra cómo deben ser tratados los altos mandatarios. Sancho debe lucir como lo que es ahora, no como el Sancho de antes pero jamás ponerse a discutir por linajes porque al momento de compararse uno creerá ser mejor y el otro saldrá perdiendo. Aquí terminan los segundos consejos; fusionados con los primeros tenemos una imagen pero más que eso, una honra en transición: Sancho debe valerse de su nueva posición para trascender. Permanecer y obviamente sentirse contento con haber cumplido su meta de ser gobernador y ahora que está en esa posición debe defenderla para gobernar su ínsula siendo él pero ubicándose en su nueva escala.

Para concluir el tema de la honra en estos capítulos, como anteriormente dije, está en formación. Se presenta a su vez como una crítica a los antagonistas de todo este pasaje largo de la estancia en la casa de los duques; éstos que son tan ociosos, poca moral y misteriosos con sus formas de gobernar, hacen que el Quijote aconseje a Sancho con el fin de abolir esta imagen y empezar, precisamente con el gracioso escudero, a darle otro giro a la imagen de la nobleza, una honra personal que se verá proyectada en sus gobernados. La honra de Sancho está en formación pero no olvidando su propio estima de este concepto. Este pasaje funciona como una especie de decálogo para que fusionar más el ser que el parecer, descartando que para Don Quijote no es solo es importante lo que proyectamos a través del buen vestir, sino que hay un nivel más que es de la prudencia en la toma de decisiones. Finalmente esto último es lo que nos llevará a la posteridad.  

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1.- CERVANTES De, Miguel. Don Quijote de la Mancha: II parte, Cátedra: Letras Hispánicas, 2008. Edición de John Jay Allen. Madrid, España. 
2.- CERVANTES De, Miguel. Don Quijote de la Mancha: II parte, Cátedra: Letras Hispánicas, 2008. Edición de John Jay Allen. Madrid, España.
3.- CERVANTES De, Miguel. Don Quijote de la Mancha: II parte, Cátedra: Letras Hispánicas, 2008. Edición de John Jay Allen. Madrid, España.
4.- CERVANTES De, Miguel. Don Quijote de la Mancha: II parte, Cátedra: Letras Hispánicas, 2008. Edición de John Jay Allen. Madrid, España.