POR: DANIEL LUCAS.
Una de las anécdotas más bizarras de mi vida se dio hace
unos quince años cuando con mi mejor amigo y su primo habíamos emprendido un
viaje a la Sierra y el Oriente. En Riobamba hicimos un
documental institucional y yo me hacía cargo del libreto y la locución. Y luego
a Macas, adonde íbamos por aventuras por invitación de un amigo de allá. En
aquel entonces la carretera era desastrosa, incluso había tramos que había que
cruzar a pie debido a los deslaves hasta agarrar algún pueblo que condujera
Macas. Lo que iba a ser dos horas de caminata terminó como en casi diez. Ya
empezando el anochecer lo único que nos hacía luz era la luna, brillante y
portentosa. La mejor luna que vi en mi vida. En medio de esa penumbra, en un
sitio desconocido (y nosotros, chicos citadinos, con apenas veinte años), era
natural tener cierto temor. Cuando llevábamos siquiera tres horas caminando,
cinco horas sin ver un ser humano, notamos que en la cima que estábamos por
coronar, se vislumbraba lo que parecía dos personas. Lo más predecible habría
sido encontrar campesinos o a lo sumo explodores. Sin embargo, en medio de ese
frío, los dos tipos -dos gringos casi de nuestra edad- solo vestían pantalón
negro de tela y camisa blanca manga corta. En la solapa del bolsillo tenían una
plaquita negra con sus nombres. Sí, eran miembros de la Iglesia de Jesucristo
de los Santos de los Últimos Días, más conocidos como mormones. Creo que si me topaba
con los psicópatas Daniel Camargo Barbosa o aquel que llamaban "El
monstruo de los Andes" no me habría resultando tan espeluznante como esta
visión. Seguimos caminando, cada uno por su lado (en dos horas más o menos
llegamos a nuestro destino). Yo miré hacia atrás varias veces. Sin embargo, no
me convertí en estatua de sal. Miguel Antonio Chávez*
¿Qué harías si encontraras el Aleph de Borges?
Lo mismo que haría si encontrara un ejemplar original
autografiado de Historia de un deicidio.
¿Qué tienen en común los escritores y los banqueros?
El buen banquero te quiere siempre endeudado. Un escritor
mediocre te queda debiendo siempre.
Cuando las mariposas se enamoran, ¿sienten humanos en la
barriga?
Lo único que sé es que cada vez que sale un libro de Paulo
Coelho nace un cangurito hidrocefálico en Australia.
"Ay Dios mío, ¿y ahora qué?", solía ser el primer
pensamiento mañanero de Bukowski.
¿Cuál es el tuyo?
Fuck off, viejo Hank.
¿Qué cuentan las ovejas para poder dormir?
Cuentan sonmíferos peluditos y esponjosos.
Si la supervivencia de la literatura dependiera, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál sería, por qué?
Tengo pésima memoria, pero si pudiera memorizaría el famoso tratado apócrifo de Aristóteles sobre la risa... claro, el día en que lo encuentren.
Cuando despertó el dinosaurio todavía estaba ahí, ¿por qué?
Porque el efecto “Lucy in the sky with diamonds” puede durar hasta diez horas.
Alice Munro, Nobel de literatura 2013, ¿qué comentarios te genera?
Ya era hora que el Nobel saldara esa vieja deuda con el cuento, ya que nunca terminará compensándonos por la creación de la dinamita.
¿Con qué personaje literario te gustaría tener un affaire?
Con Ginger K., personaje de La maniobra de Heimlich.
¿Con qué libros habrías enloquecido a Don Quijote en lugar
de los de caballería?
Con cualquier sobredosis de esos Cuauhtemocs y Coelhos.
Seguramente se habría convertido en un Anders Behring Breivik, el que mató
como a setenta jóvenes en Noruega.
Tu cita favorita
“Todas las mañanas salto de la cama y piso una mina. La mina
soy yo. Después de la explosión, me paso el resto del día juntando los pedazos.” (Zen en el arte de escribir, Ray Bradbury)
¿Qué es lo esencial que es invisible a los ojos?
Habrá que preguntárselo a un principito ciego...
¿A qué escritor resucitarías y para qué?
Cada gran escritor resucita cada vez que lo invocas, cada vez que lo
lees... Sin embargo, para contradecirme, invitaría a mi mesa a Ray
Bradbury, Mario Levrero, Carl Sagan y al más grande inventor de la historia:
Nikola Tesla.
¿Qué personaje literario no te gustaría tener como enemigo?
A ninguno de los pequeños salvajes que mataron a Piggy en El señor de las moscas.
Los perros ladran, Sancho...
Señal de que es quincena.
¿Cuál sería el soundtrack ideal para el Fin del Mundo?
Todo Stockhausen. Primero "Gesang der Junglinge"; luego, "Sirius"; y de ahí el resto. Si hay tiempo, volvería a verme completo Melancholia de Lars von Trier.
Estás a punto de morir, escribe tu último tuit:
“Sigan jodiendo para que el puto Twitter tenga más
caracteres. Por mi lado, ¡chau!”
(*) Miguel Antonio Chávez (Ecuador, 1979) ha publicado Círculo vicioso para principiantes (2005) y la novela La maniobra de Heimlich (2010). Antologó la compilación binacional de cuento ecuatoriano-peruana Historias bajo el árbol (2008) y es miembro fundador del grupo cultural “Buseta de papel”. En el año 2011 fue elegido como uno de los “25 secretos literarios de Latinoamérica” Recientemente publicó la novela "Conejo ciego en Surinam" (2013).