miércoles, mayo 22

A través del centeno


POR: JULIE CAÑARTE

A través del centeno, pobre chica,
A través del centeno,
Arrastraba las enaguas.
A través del centeno.
Si dos personas se encuentran
A través del centeno,
Si dos personas se besan.
¿Tiene alguien que llorar?

Si dos personas se encuentran
A través de la cañada;
Si dos personas se besan,
¿Tiene el mundo que saberlo?

Jenny es una pobre chica empapada;
Jenny casi nunca está seca;
Arrastraba las enaguas,
A través del centeno.

(Robert Burns)


Publicada por primera vez, en formato de novela, en 1951 por Jerome David Salinger, El guardián entre el centeno se mitificó hasta la actualidad como un must read de la literatura, sobre todo por la juventud incomprendida que abunda en las sociedades.

Holden Cauldfield, representado como el adolescente rebelde, se muestra dentro de la veta romántica de la obra como el antihéroe, aquel joven desilusionado e incapaz de vencer a la sociedad, confundido sobre su sexualidad e incapaz de respetar las estructuras autoritarias.

Compuesta por veintiséis capítulos y narrada en pasado, la obra se desarrolla en el espacio mental del joven incomprendido que, tras ser expulsado de la preparatoria Pencey, decide recorrer las calles de Nueva York antes de tener que regresar a casa sin excusas por su comportamiento; durante este pasaje recorremos lugares históricos como el Radio City Music Hall y el Central Park, el cual a Holden lo hará meditar constantemente: ¿a dónde van los patos cuando el lago se congela?


Pero realmente lo que él piense es irrelevante, inclusive para sí mismo; lo único que hace es divagar y vagar por las calles de la ciudad esperando tener alguna clase de epifanía o encontrarse con algún amigo que lo haga salir de su soledad. Eso es lo más importante. Holden se siente solo y probablemente ése sea su único problema.

Esta obra, ícono de la sociedad americana, refleja lo que se conoció desde el siglo XVII como The american way of life, y que en el siglo pasado estalló como apogeo consumista derivado del boom económico de la posguerra. Estos cambios socioeconómicos crearían el ambiente perfecto para la desestructuración del grupo familiar dando como resultado infinidad de jóvenes problemáticos que se apegarían a un romanticismo tardío lleno de subjetivismo, sentimentalismo y escape en la imaginación.


Miremos al mismo Cauldfield, quien exterioriza sus deseos por medio del poema de Robert Burns, el delirio de ser el guardián del centeno que agarre a los niños para que no caigan en el abismo, ¿el abismo en el que él se halla? Eventualmente será corregido por su hermana Phoebe, única persona de su confianza desde la muerte de Allie, su hermano menor, quien le dice que la frase correcta es un cuerpo que se encuentra con otro cuerpo, y no que lo agarra (catch).

Este elemento es con el cual juegan las teorías sobre la duda sexual de Holden, él admite su timidez y que continúa siendo virgen, inclusive en el encuentro con la prostituta en el hotel, con quien no tiene relaciones pero le paga porque Holden, más allá de su rebeldía, respeta las condiciones sociales a las que pertenece. Cabe la pena destacar que este antihéroe, por más rebeldía que quiera representar, pertenece a un círculo de clase media-alta, me atrevería a decir que es suficientemente burgués como para no tener los cuestionamientos que divulga en la historia.

Más allá de esto, Cauldfield en la historia representa esta inocencia perdida de la juventud; instiga a la sociedad consumista por transformarse en un producto; y confronta a la autoridad que reprime la verdadera esencia del joven/hombre; resultando todo esto en la inminente avalancha de publicidad y comercialización de la obra, para más tarde ser utilizada incluso como justificación de asesinatos como el de John Lennon: Su asesino, Mark David Chapman, luego de propinarle cuatro disparos en la espalda y sentarse a leer El guardián entre el centeno, declaró: "Estoy seguro de que la mayor parte de mí es Holden Caufield, el personaje principal del libro. El resto de mí debe ser el Diablo".