martes, abril 15

Tatiana Goransky: “Ver porno a la mañana y sin volumen puede volverte loca”

Fotografía de Laura Muñoz Hermida

En esta edición le pasamos la posta de las #Matapreguntas a la escritora y cantante de jazz Tatiana Goransky (Buenos Aires, 1977). Entre los libros que ha publicado están las novelas ¿Quién mató a la cantante de jazz? (Tantalia, 2008; Letra Sudaca, 2014), Don del agua (Gárgola, 2010) y Lulúpe María T (Símurg, 2005). Ha colaborado con varias revistas, entre las cuales se cuentan El Interpretador, El Planeta Urbano, Bacanal y Lugares. Actualmente trabaja como ghost writer y canta junto a sus dos bandas de jazz, Kingteto y Del Sur Quinteto.

Tatiana no conoce Ecuador, pero compartió con nosotros la historia de su amiga María, una ecuatoriana a la que conoció en Buenos Aires. “María hacía paracaidismo. Una de todas las veces que saltó, el artefacto (por razones que se me escapan) se abrió solo por la mitad. El resultado fue una caída horrenda que la tuvo en cama un año entero. Con todas las vértebras hechas polvo, acostada en una tabla, mi amiga se dedicó a pintar y a repensar su vida.” María, una persona muy introspectiva, poseía un contacto tan íntimo con su cuerpo que sabía lo que éste necesitaba minuto a minuto. “Podía salir corriendo de una reunión si su cuerpo le pedía que fuera a buscar otro tipo de comida, o se daba cuenta si engordaba cien gramos cuando su columna le avisaba que no podía sostenerlos.” A veces, cuenta Tatiana, la llamaban a su casa y no atendía por una semana; ella aparecía cuando podía y confesaba que su cuerpo le había exigido días de meditación interrumpida. “En fin, creo que mi amiga me enseñó la diferencia entre verdad y verosímil mejor que ningún maestro, libro o definición. A ella, gracias. María, mi amiga ecuatoriana, vivía en el verdadero realismo delirante.”


¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?

¿Con conciencia de que estaba leyendo de manera distinta, como si hubiera hecho el Bat Mitzvah y hubiera vuelto a mi biblioteca? Más que humano, de Theodore Sturgeon. Pero, como no soy practicante, cuento que a los nueve años mis padres tuvieron que trabajar en París y, por no saber con quién dejarme, me depositaron todos los días en la biblioteca del Centro Pompidou. Leí mucho en francés; curioso, porque es un idioma que hoy no manejo.

¿Cuál fue el último libro que leíste?

La melancólica muerte de Chico Ostra, de Tim Burton. Ahora me metí en la Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters. Aunque, como no pude conseguirlo, estoy leyéndolo de parada en diversos lugares. Todavía no lo terminé, pero en eso estoy.

¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la literatura?

Todo, al menos una vez (una respuesta muy desacreditada ya que la suelen usar solo para el ámbito de los cuestionarios sexuales).

¿Qué título le pondrías a tu autobiografía?

Trabajo mucho como escritora fantasma especializada en ese tema. Me paso horas pensando en  títulos para ponerle a la vida de los otros. Me gustaría que otra persona eligiera el mío. ¿Querés intentar? En todo caso, siempre nos queda Memorias de un fantasma (que en España se traduciría cómo Memorias de un negro literario).

¿A qué escritor resucitarías y para qué?

A ninguno. No me meto con la magia, es algo que aprendí en el transcurso de mis investigaciones. Que los muertos queden muertos, por favor.

¿De qué personaje literario te gustaría ser amiga o amante?

Amiga de Alicia, claro, para poder pasarme un rato en el mundo imaginario de Lewis Carroll sin tener que resucitarlo. 

¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?

Nada apocalíptico. Para aplicar el contrapunto, al estilo cinematográfico, haría sonar “Body and Soul” en la versión del saxofonista Coleman Hawkins.

¿Quién es el autor más sobrevalorado? ¿Y el olvidado injustamente?

Qué pregunta más difícil. Creo que sobrevalorados son los autores que quieren publicar antes de escribir. Algunos suelen frecuentar los círculos literarios y hacerse fama sin que nadie los lea. Por alguna razón u otra mucha gente tiende a asociar su nivel de participación en la vida cultural cotidiana con su nivel de escritura. Así, tenemos muchísimos “genios” con obras mediocres. El olvidado injustamente te lo confirmo antes de morir, todavía me faltan años de perspectiva. 

Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál elegirías y por qué?

Fahrenheit 451, que explicaría los nuevos orígenes, como mínimo, de la literatura. Igual, tengo pésima memoria. Empiezo ya. 

¿Cuál ha sido tu peor trabajo?

Reseñar películas pornográficas. Ver porno a la mañana y sin volumen puede volverte loca. Pero visto desde otro lado, también fue el mejor, por ser mi primer trabajo pago de escritora.

¿Cuál es tu secreto peor guardado?

Que trabajé para una Sex Line. 

¿Qué cantas en la ducha?

Casi siempre jazz, gajes del oficio, pero en lugar de la ducha prefiero la bañadera. Entre el agua y la acústica del baño, todos somos Billie Holiday.

Estás a punto de morir: escribe tu último tuit.

Jamás podría tuitear, no tengo poder de síntesis ni punch (¿ya me pasé de caracteres?).