Fotografía de Laura Muñoz Hermida |
En esta edición le pasamos la posta de las #Matapreguntas a
la escritora y cantante de jazz Tatiana Goransky (Buenos Aires, 1977). Entre
los libros que ha publicado están las novelas ¿Quién mató a la cantante de
jazz? (Tantalia, 2008; Letra Sudaca, 2014), Don del agua (Gárgola, 2010) y
Lulúpe María T (Símurg, 2005). Ha colaborado con varias revistas, entre las
cuales se cuentan El Interpretador, El Planeta Urbano, Bacanal y Lugares.
Actualmente trabaja como ghost writer y canta junto a sus dos bandas de jazz,
Kingteto y Del Sur Quinteto.
Tatiana no conoce Ecuador, pero compartió con nosotros la
historia de su amiga María, una ecuatoriana a la que conoció en Buenos Aires.
“María hacía paracaidismo. Una de todas las veces que saltó, el artefacto (por
razones que se me escapan) se abrió solo por la mitad. El resultado fue una
caída horrenda que la tuvo en cama un año entero. Con todas las vértebras
hechas polvo, acostada en una tabla, mi amiga se dedicó a pintar y a repensar
su vida.” María, una persona muy introspectiva, poseía un contacto tan íntimo
con su cuerpo que sabía lo que éste necesitaba minuto a minuto. “Podía salir
corriendo de una reunión si su cuerpo le pedía que fuera a buscar otro tipo de
comida, o se daba cuenta si engordaba cien gramos cuando su columna le avisaba
que no podía sostenerlos.” A veces, cuenta Tatiana, la llamaban a su casa y no
atendía por una semana; ella aparecía cuando podía y confesaba que su cuerpo le
había exigido días de meditación interrumpida. “En fin, creo que mi amiga me
enseñó la diferencia entre verdad y verosímil mejor que ningún maestro, libro o
definición. A ella, gracias. María, mi amiga ecuatoriana, vivía en el verdadero
realismo delirante.”
¿Cuál es el primer libro que recuerdas haber leído?
¿Con conciencia de que estaba leyendo de manera distinta,
como si hubiera hecho el Bat Mitzvah y hubiera vuelto a mi biblioteca? Más que
humano, de Theodore Sturgeon. Pero, como no soy practicante, cuento que a los
nueve años mis padres tuvieron que trabajar en París y, por no saber con quién
dejarme, me depositaron todos los días en la biblioteca del Centro Pompidou.
Leí mucho en francés; curioso, porque es un idioma que hoy no manejo.
¿Cuál fue el último libro que leíste?
La melancólica muerte de Chico Ostra, de Tim Burton. Ahora
me metí en la Antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters. Aunque, como no
pude conseguirlo, estoy leyéndolo de parada en diversos lugares. Todavía no lo
terminé, pero en eso estoy.
¿Qué te gustaría hacer que no tenga que ver con la literatura?
Todo, al menos una vez (una respuesta muy desacreditada ya
que la suelen usar solo para el ámbito de los cuestionarios sexuales).
¿Qué título le pondrías a tu autobiografía?
Trabajo mucho como escritora fantasma especializada en ese
tema. Me paso horas pensando en títulos
para ponerle a la vida de los otros. Me gustaría que otra persona eligiera el
mío. ¿Querés intentar? En todo caso, siempre nos queda Memorias de un fantasma
(que en España se traduciría cómo Memorias de un negro literario).
¿A qué escritor resucitarías y para qué?
A ninguno. No me meto con la magia, es algo que aprendí en
el transcurso de mis investigaciones. Que los muertos queden muertos, por
favor.
¿De qué personaje literario te gustaría ser amiga o amante?
Amiga de Alicia, claro, para poder pasarme un rato en el
mundo imaginario de Lewis Carroll sin tener que resucitarlo.
¿Cuál sería el soundtrack ideal para el fin del mundo?
Nada apocalíptico. Para aplicar el contrapunto, al estilo
cinematográfico, haría sonar “Body and Soul” en la versión del saxofonista
Coleman Hawkins.
¿Quién es el autor más sobrevalorado? ¿Y el olvidado
injustamente?
Qué pregunta más difícil. Creo que sobrevalorados son los
autores que quieren publicar antes de escribir. Algunos suelen frecuentar los
círculos literarios y hacerse fama sin que nadie los lea. Por alguna razón u
otra mucha gente tiende a asociar su nivel de participación en la vida cultural
cotidiana con su nivel de escritura. Así, tenemos muchísimos “genios” con obras
mediocres. El olvidado injustamente te lo confirmo antes de morir, todavía me
faltan años de perspectiva.
Si la supervivencia de la literatura dependiese, como en
Fahrenheit 451, de memorizar un libro, ¿cuál elegirías y por qué?
Fahrenheit 451, que explicaría los nuevos orígenes, como
mínimo, de la literatura. Igual, tengo pésima memoria. Empiezo ya.
¿Cuál ha sido tu peor trabajo?
Reseñar películas pornográficas. Ver porno a la mañana y sin
volumen puede volverte loca. Pero visto desde otro lado, también fue el mejor,
por ser mi primer trabajo pago de escritora.
¿Cuál es tu secreto peor guardado?
Que trabajé para una Sex Line.
¿Qué cantas en la ducha?
Casi siempre jazz, gajes del oficio, pero en lugar de la
ducha prefiero la bañadera. Entre el agua y la acústica del baño, todos somos
Billie Holiday.
Estás a punto de morir: escribe tu último tuit.
Jamás podría tuitear, no tengo poder de síntesis ni punch
(¿ya me pasé de caracteres?).